lunes, 7 de abril de 2008

Vuelta a la fría normalidad

Aquí ya empezamos de nuevo nuestras obligaciones, sin por ello, pasárnoslo lo mejor posible. Eso sí, con un frío que pelaba!!!!!!!! eso sí que es frío,

En la actualidad, cuando me he acostumbrado de nuevo a nuestro clima soleado, sigo pensando cuando aquí se dice que hace mal tiempo, que no hay tal, puesto que siempre sale el sol. Esa es la mejor muestra de nuestro afortunado desconocimiento de la falta de calor y, cómo no, de nuestra apacible y feliz vida cotidiana en Francia. Y en mi caso, además LIBREEEEEEEEEEE, en el más amplio concepto de la palabra.

Hola a todas y a todos desde esta encapotada ciudad europea! Ahora que se ha producido la tan ansiada “vuelta al cole”, parece que ningún fenómeno de la naturaleza quiere privarse de nuestra presencia, ya que nos han acompañado la lluvia, el viento, el granizo, la nieve, a veces en solitario y a veces combinados, pero siempre con el halo de nuestro amigo el frío, compañero, hoy por hoy, de todas nuestras aventuras. A pesar de ello, os aseguro que estamos felices y contentas de acudir a nuestras clases de traducción de francés-español, historia de la lengua, etc, pero sin olvidar la clase de francés para extranjeros, en la que, además de profundizar en el idioma local, se tratan interesantes temas: por ejemplo, la semana pasada trabajamos un texto sobre la exclusión social y política de las minorías. Sin embargo, en una ciudad tan accesible y plana como ésta, se te olvida que perteneces a un grupo minoritario. Como me decía nuestro amigo Ignacio, que vino a visitarnos desde la terreta, y con el que pasamos una semana inolvidable, “la gran maravilla de ir paseando contigo por aquí es que podemos ir donde nos apetezca, sin tener que planearlo con anterioridad por miedo a las dificultades”. Por ello, lo aprovechamos al máximo y nos fuimos, mano a mano, a visitar “La puerta de los Alemanes”, una fortificación que daba acceso a la ciudad y que más parece, como dice Rosarillo, un castillo de princesas que una puerta. Durante estas dos semanas, para no perder la costumbre de, como dice mi prima Lidia, conjugar el verbo pendonear, acudimos a dos encuentros erasmus, en los que, además de reírnos mucho y bailar, comimos crêpes buenísimos en el primero de ellos, y en el segundo, nos pusimos las botas otra vez, ya que se trataba de degustar platos de cocina del mundo. Nosotras aportamos unas trufas de chocolate preparadas con nuestro amigo David y, cómo no, turrón alacantí, que casi no lo vi. Ahora que retomamos nuestros deberes y obligaciones, lo único que echamos de menos, tal como dice Carlos Vives, es que el astro rey nos mire desde el cielo, aunque lo sintamos dentro de nosotras. Os queremos.






No hay comentarios: