lunes, 7 de abril de 2008

El lugar soñado

Este artículo, como no podía ser de otra manera, después que unas espléndidas vacaciones, en la ciudad donde el sol pasa el invierno. Sin embargo, no podía dejar de hacer hincapié en la inhabitabilidad de esta ciudad, Alicante, para quienes vamos sobre cuatro ruedas. Por esta razón, estaba más maravillada que nunca de aquella ciudad francesa llamada Metz, que a día de hoy, me sigue pareciendo idílica.

Aquí tenéis un artículo más reivindicativo, más parecido a mi faceta cotidiana universitaria anterior y reivindicativa en la actualidad.

¡Hola a todas y a todos desde esta magnífica ciudad gala! Contra todo pronóstico no hemos necesitado ninguna pala, es decir una sevidora circula sobre sus cuatro ruedas a la perfección por estas calles, sin necesidad de llevar cadenas. Así, Rosario y yo podemos realizar nuestras tareas cotidianas felices como perdices. Hemos descubierto una utilidad desconocida de la nueva Laura independiente: transportista oficial de la compra hacia casa. Os aseguro que es un nuevo placer formar parte del arte del buen comprar: bueno, bonito y barato sin ninguna dificultad.
El otro día fuimos invitadas al cumpleaños de una de nuestras amigas francesas, pero no os creáis, aquí el concepto de invitar sólo implica el gusto que tiene la homenajeada de que compartas con ella la celebración, sin embargo, como dice el dicho, las cuentas claras conservan las amistades, así que aquí cada uno se paga lo suyo. Fuimos hasta el lugar con un autobús adaptado, relativamente, como en nuestra ciudad, puesto que necesito la ayuda de alguien para superar el pequeño peldaño. Después de poner a prueba nuestra, porqué no decirlo, reducida cultura general francesa en un juego tipo trivial, descubrimos por ejemplo, cuántos estados tenía Francia. Ahora eso sí, siempre acompañado de risas y buen ambiente. Tuvimos el placer de conocer esta ciudad de punta a punta ya que a nuestra vuelta, a las diez y media, era noche cerrada. Pero, a pesar de que de noche todos los gatos son pardos, conocimos todos y cada uno de sus rincones con total libertad, dado que los taxis adaptados no existen, pero, a pesar de ello, por increíble que os parezca, no nos encontramos ni una sola dificultad arquitectónica. Además, en estos días de transición hasta que empiece el segundo semestre estamos disfrutando de nuestro tiempo de ocio yendo a todos los sitios que nos apetezca acompañadas de nuestros amigos incondicionales, sin ningún problema gracias a que ésta sí es una ciudad para todos. Como diría Pablo Milanés, Metz, “no es perfecta mas se acerca a lo que yo simplemente soñé”. Os queremos.

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