lunes, 7 de abril de 2008

A punto de llegar a casa por navidad, como el turrón.

Recordando, en este momento, no puedo decir otra cosa que, gracias, querida amiga Eleonor, por seguir ahí, por demostrarnos, especialmente a mi, dos años y medio después, que la amistad no depende del tiempo ni del espacio, sino de el cariño y el cuidado de las personas sepan conservar una gran amistad que se forjó en tres meses pero estoy segura que durará siempre. Gracias, amiguita uruguaya. Te queremos.

¡Hola a todos! Ya ha llegado la navidad, pero no al Corte Inglés sino al Marché Noël de Metz, típico mercado callejero de Francia donde se pueden comprar desde productos típicos artesanales hasta tomarte un “vin chaud”, tinto caliente aderezado con canela y vainilla, muy apropiado para el frío polar que acecha por estos lares. La semana pasada me fui a Luxemburgo para recibir a Tito e Inma que vinieron cargados de energía mediterránea y me trajeron además dos de los productos favoritos a mi paladar, “panallets” y “cacaolat”, visca els productes catalans!.
El día de nuestra constitución tuvimos el primer examen y ello nos debió dar suerte porque todo fue viento en popa. El jueves, para no perder la costumbre, salimos nuevamente de marcha, estuvimos en la residencia de nuestros amigos de Ciudad Real y después nos fuimos a tomar algo con nuestros amigos argentinos. Pero no os creáis, tenemos amigos no hispanohablantes con los que practicar el idioma galo, una buena muestra de nuestro intercambio cultural es nuestro amigo chino Kailai.
Con motivo de estas fiestas se produce la tan ansiada vuelta a casa y el reencuentro con nuestros seres queridos, pero sin embargo este sentimiento se contradice con la primera de las despedidas de nuestra pequeña gran familia en Metz. Una de las benjamines, Eleonor parte a su cuidad natal. Con ella y con David celebramos la compra de mi nueva silla de motor que me traerán mis queridos reyes magos a la vuelta. Este artículo está dedicado a los tres magníficos meses que hemos pasado aquí, los viajes que hemos realizado, el descubrimiento de lo que significa la palabra LIBERTAD, pero por encima de todo, lo más importante han sido las excelentes personas que hemos conocido. Me vais a permitir que este artículo esté dedicado a Eleonor, el mejor regalo que nos podía hacer este país, por ello y en su nombre, se lo dedicamos a todos los amigos que hemos hecho aquí. Tal como dice Diego Torres, “no me olvides, no te olvidaré, a tu lado y en silencio yo estaré”. Siempre. Os queremos, te queremos Eleonor.

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